

Os escribo desde mi casa, donde estoy refugiada, lo he conseguido, tengo comida y agua y no saldré. No, no lo haré, tengo miedo.
Hace unos días comencé a sentir algo extraño en el ambiente, todo estaba casi igual, casi, no igual… no lo identificaba… ¿qué era? ¿más gente? Madrid siempre está desierto en agosto pero esta vez es diferente hay más… gente.
Pensé que eran cosas mías, pero no, no puede ser de otro modo, ESTÁ OCURRIENDO.
Mientras un escalofrío recorre mi espalda noto como mi nuca se eriza mientras mis mayores terrores van tomando forma… No te emparanoies, no te emparanoies, no debe ser cierto, no puede ser cierto, es imposible que sea cierto! Y sin embargo están ahí fuera, parecen iguales, no lo son.

Van en grupos, entonan extraños cánticos cuando se cruzan, los estoy oyendo ahora mismo, debajo de mi ventana. Tengo miedo…mucho miedo, pero debo seguir. Muchos tienen granos en la cara y se agrupan alrededor de sus líderes que siempre visten de negro, lo he visto, LO HE VISTO!
Sonríen, pero sé lo que quieren, quieren mi cerebro, quieren TU cerebro. Antes de ponerme a salvo me han rodeado por la calle y me han dicho que un señor ha resucitado! Queréis más pruebas? Necesitáis más pruebas? Yo no quiero ser un zombi!
Los zombis despeluchan y tienen piorrea y mal cutis…

Mira, Superman!
Lo único que puede salvaros es que son fáciles de identificar, son todos daltónicos, no establezcáis contacto visual, evitadlos, no intentéis razonar, no es posible, huíd de Madrid, para mí es tarde ya…debo aguantar el asedio.
Han llegado, están aquí, es La Invasión de los Ultrac…atólicos!!!
